Una verdad no tapa la otra. Tal como apuntó el propio Lucas Pusineri en Florencio Varela, cuando desembarcó en abril pasado en Atlético Tucumán “el club estaba en una situación muy compleja y la vara se ha elevado gracias a los buenos resultados obtenidos”.
Es tan cierto como que si el “decano” continúa con su dinámica negativa de bajas actuaciones y pobres resultados no podrá esquivar una situación parecida a aquella, cuando el entrenador fue convocado de urgencia cual bombero para apagar un incendio en ciernes (la posibilidad concreta de descender).
Uno por uno de la dura caída de Atlético Tucumán en Florencio VarelaQue además en esta Liga es una amenaza corporizada por partida doble: no solo los dos peores promedios, sino también el sótano de la tabla condena a la pérdida de la categoría. Tras nueve partidos sin victorias, el temido fantasma empieza sutilmente a asomarse en el horizonte.
De manera sorpresiva quizá. Porque los hinchas del “deca” podrían hacer suya parte de la letra de la canción que se convirtió en un cuasi himno nacional. Ese “nos volvimos a ilusionar” de “Muchachos” cabe justo para describir lo que sucedió con la sensacional campaña con Lucas Pusineri al mando en 2022.
Ser campeones, pelear el título hasta el último minuto, clasificar a una copa internacional… Ninguno de esos tres deseos terminó de cristalizarse, porque el equipo ya en las fechas finales de la Liga pasada empezó a tropezar con sus propias limitaciones (antes inexistentes o al menos disimuladas).
De todas formas, el hincha de Atlético brindó feliz en Año Nuevo y no solo por el título de Argentina en Qatar: también porque su equipo había estado en boca de todos durante meses y el subidón en los promedios parecía garantizar un 2023 sin sustos y con aspiraciones serias.
Pero todo cambió tras el parate. “El campeonato empezó hace un mes y nosotros tenemos 15 jugadores nuevos, hay que seguir probando con futbolistas que a algunos conozco y algunos no, no es sencillo el armado de esta cuestión”, contestó Pusineri en el “Tito” Tomaghello a la pregunta de LA GACETA de por qué había vaticinado que el equipo seguiría sufriendo en el futuro.
“Antes las cositas eran un poquito más fáciles y ahora están un poquito más complicadas, ahora el desafío nuestro es poder encontrar más variantes”, completó.
La cuestión es que el timonel no está encontrando variantes efectivas. Ni con los cambios de nombre ni con los de esquema. Y frente al “Halcón”, el técnico sorprendió de arranque. “Teníamos que contemplar que el rival venía de tres victorias, había que tener algunos recaudos, jugarle de manera distinta”, afirmó en referencia a la presencia de Bautista Kociubinski, habitual contención en el medio, como tercer central.
El propio DT de Defensa y Justicia reconoció su sorpresa al comprobar en la planilla que su colega había optado por una línea de cinco. “La verdad que sí, porque Pusineri no lo había hecho nunca en este torneo. Pero los chicos lo resolvieron de forma bárbara”, dijo Julio Vaccari.
Esa capacidad de adaptación a las circunstancias fue algo de lo que careció Atlético. Mucho más cuando un gol tempranero, como admitió Pusineri, “lastimosamente vuelve todo más complicado y derrumba lo que vos planeaste”.
No pareció haber un Plan B, ni respuestas superadoras por parte de los jugadores, más allá de que el equipo tuvo sus chances para marcar (y su cosecha de goles -solo dos- sigue magra).
Los números preocupan, con apenas dos puntos sobre 15 en esta Liga. Y una última victoria ya muy lejana en el tiempo, el 5 de octubre en el José Fierro, ante Platense.
Por supuesto, el crédito para Pusineri sigue abierto porque se lo ganó. “Creo que sí tengo la confianza. Este es un momento complicado, obviamente la gente estará ofuscada, enojada, y tiene por qué estarlo”, concedió con realismo.
El partido con Banfield será clave.